Cuida tus cuñas igual que cuidarías una buena prenda de piel. Después de cada uso, pasa un paño suave para retirar polvo o restos de calle. Guárdalas en su bolsa de tela, alejadas del sol directo o la humedad. Si la piel se ve reseca, puedes aplicar una crema neutra. La base, que suele ser de materiales naturales o combinados, se mantiene perfecta si evitas superficies abrasivas y no las mojas. Con estos gestos sencillos, tus cuñas seguirán impecables verano tras verano.